viernes, julio 04, 2014

Viaje a Estambul (5º Día - 3ª Parte)


Después de una gradable comida en el puerto de Kumkapi, decidimos subir hacia la zona del acueducto de Bordogan, no vás de quince o veinte minutos andando, quizás incluso menos.


Lugar donde caimos, en el que luego me he enterado, es el timo del cepillo. La cosa funciona de la siguiente manera, un limpiabotas pasa cerca de nosotros, dejando caer el cepillo de manera que haga ruido, nosotros amablemente le avisaremos de que se le ha caido el cepillo, y él, como agradecimiento se ofrecerá a limpiarnos los zapatos, el timo consiste en que en ese momento el limpiabotas detectará algún tipo de desperfecto en nuestro calzado que arreglará, pidiendonos luego unas 20 o 25 liras por el servicio prestado.


Mientrás observabamos el acueducto, pasaron por delante nuestro dos limpiabotas, y uno de ellos, dejó caer el cepillo. Como era de esperar, yo le avisé, y aunque en un principio yo no quería, al final teminé accediendo a que me limpiase las deportivas. Eran dos limpiabotas, así que el otro se ofreció a limpiarle las zapatillas a mi amdre, encontrando como os digo, una suela un poco despegada, sacó su pegamento y se la arregló, cosa que a mi madre le vino muy bien, y después, cuando yo fui a darles una propina por la molestia, me pedian 25 liras por el arreglo de la zapatilla de mi madre. Por no discutir, saqué un billete de cien, pero él no tenía cambio, así que termine dandole 8,5 TL que tenía sueltas y que él admitió como pago.



Después nos adentramos entre callejuelas pasando por debajo del acueducto, entrando en un barrio donde había bastantes carnicerias, un barrio poco turstico y  de los que me gustan ver a mí, de los que muestran la realidad de un pueblo o una ciudad.


Posiblemente fuese ese día, camino de la Mezquita de Süleymaniye, cuando vimos la zona más pobre de la ciudad de Estambul. Un barrio con casas semidestrozadas en los que se veía claramente la pobreza en la que vivian sus habitantes, algo que contrastaba con la Estambul limpia, moderna y comercial de la zona por ejemplo de la Plaza Taksim.



Una vez llegados a la Mezquita, hicimos la correspondiente visita a una de las mezquitas más grandes de la ciudad, es más, para ser corectos habría que decir, la más grande de la ciudad de Estambul, ya que esta mezquita construida en la tercera colina en 1557 es realmente la más grande en dimensiones.


Llevabamos todo el día andando, y entre una cosa y otra ya eran casi las siete de la tarde, así que decidimos bajar hacia la zona del hipodromo y de allí al albergue a tomar la ya cotidiana limonada para mi madre, y la correspondiente cervecita para mi (15 TL), para luego subir a descansar un poco a la habitación.


Eso sí, tal y como ya le había avisado a mi madre, a las 21:30 de la noche ya estabamos sentaditos en la terracita del albergue, enfrente de la televisión, dispuestos a cenar y a disfrutar de la final de la Europaleague, partido que disputaba el Sevilla.




Nos pedimos una pizza cuatro quesos para mí, un plato con una pechuga de pollo y algo de acom- pañamiento para mi madre, y un Sprite y una buena jarra de cerveza para beber. En las noches y tardes anteriores habiamos podido ver como una de las cosas que acostumbra a hacer la gente aquí es la de pedirse una de esas pipas de vapor de agua para fumar y así pasar el rato, así que teniendo en cuenta que ibamos a estar allí sentados un bue rato viendo el fútbol, le propuse a mi madre pedirnos una de aquellas pipas para probar.


Al principio dijo que no, que otro día, pero le picaba la curiosidad, así que tan solo un minuto más tarde me dijo que bueno, que quizás si era el momento adecuado para probar una de esas pipas, y así fue.


Nos pedimos la pipa (descanso del partido), y allí estuvimos dandole caña durante todo lo que duró el partido con prorroga incluida. Para los que nunca habeis probado os diré que no es exactamente fumar, porque lo que uno aspira es una especie de vapor de agua que para nada rasca en la garganta o pica en los pulmones como lo puede hacer el tabaco normal, y además tiene un agradable sabor a fruta (depende de cual os pongan) que le da un toque especial.

Precio final de la cena: la piza, la pechuga, tres jarras de cerveza, dos Sprites, y la pipa, 80 TL, unos 27 o 28 euros.

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