Después de comer llegaba la hora de subirnos a nuestro Ferry para pasear un poco por la zona del Bosforo, así que nos hicimos con un par de botellines de agua fresca en un kiosko (1,5 TL), y sacamos los correspondientes billetes (10 TL cada uno).
Tambien cogimos la guia electronica en castellano para ir escuchando las diferentes explicaciones de lo que ibamos visitando (15 TL las dos), pero sinceramente, no merece mucho la pena, por un lado porque se va desincronizando y en algunos momentos te cuenta cosas que no estas viendo, y segundo porque los datos que da tampoco son demasiado interesantes.
Eso sí, os puedo asegurar que las vistas desde el Ferry, tanto de los edificios, como del puente, como de las diferentes barrios que hay a las orillas del Bosforo, merecen realmente la pena.
Una de las paradas del Ferry fue en el famoso Barrio de Ortakoy, uno de los barrios ricos de Estambul que segun habia leido en las guias merecía la pena visitar, pero que como ireís viendo más adelante, se nos quedó en el tintero, ya que esto fue lo más cerca que estuvimos de él.
Fueron dos horas de crucero por las aguas del Bosforó bien aprovechadas, porque como os he dicho, las diferentes vistas de la ciudad que una va teniendo según avanza son realmente interesantes. Hasta que a eso de las 17:30 regresamos de nuevo al puerto de Eminonu, punto del que habiamos salido a las 15:30.
Una vez en tierra, atravesamos el Puente de Galata, donde vimos a unos cuantos pescadores echar la caña, y nos adentramos entre las callejuelas que hay enfrente en busca de la famosa Torre de Galata.
La torre, llamada inicialmente Christea Turris, se construyó en 1348 como parte de la expansión de la colonia genovesa de Constantinopla. La torre tiene una altura de 66,9 m (62,59 m sin el remate) y consta de nueve
plantas. Cuando se construyó, se convirtió en la estructura más alta de
la ciudad. La base de la torre se encuentra a 35 m sobre el nivel del
mar. Tiene un diámetro de 16,45 m en la base, con 8,95 m de diámetro
interior y paredes de 3,75 m de ancho. La planta mirador se encuentra a
51,65 m de altura.
Fueron 5 o 6 minutos de cola, no mucho, y tras pagar las 18,5 TL de la entrada (cada uno) subimos a la majestuosa torre, pero tranquilos, aunque parezca muy antigua, hay ascensor.
Eso sí, una vez arriba nos encontramos con un mirador totalmente masificado, casi no se podía andar de la cantidad de gente que había allí arriba, tanta, que en algún momento yo llegué a plantearme si estaría preparada para soportar tanta cantidad de peso.
Pero bueno, hay que reconocer que una vez uno había cogido un buen sitio en la barandilla, las vistas de las que uno podía disfrutar merecian realmente la pena.
Continua ...
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